"Cambiamos las uvas por aceitunas”. En nochevieja alguien decide a última hora modificar la tradición. En silencio medito si la nueva idea traerá mala suerte o si puede provocar alguna consecuencia trágica. Mensajes de rigor; “Cielo, tq muxo”, “Buen año”, “Feliz 2007”, “Suerte”. Chin chin, mua mua.
Febrero. Me encierro en el piso pero antes hago provisiones. Subrayadores amarillos, rosas, azules, pinturas de colores, vitaminas (la farmacéutica me desaconseja las que llevan ginseng porque dice que me pondrán –aún más- nerviosa), post-it, apuntes, plátanos, espinacas, lentejas, fotocopias, barritas de chocolate sustitutivas, más apuntes. Definitivamente; la época de exámenes no puede ser recomendable para mis ojos miopes. Menos 6’50 en el ojo izquierdo. Menos 7’50 en el derecho.
En marzo lloro después de las clases, antes de acostarme, delante del ordenador, entre las paradas de Sol-Canal, en el trayecto Ópera-Noviciado. El amor deshidrata.
Final de abril. Pido dos Coronitas. Empujo el limón, limpio la boca de la botella. Son las 22:35. Digo “lo he estado pensando estos días”, “hasta pronto”, “cuídate”, “seremos amigos”. Lo típico.
Vuelo con una compañía barata a Ibiza en julio. El primer día voy al kiosco a por una revista con la que regalan unas chanclas, hago top less, me quemo, compro un bote familiar de aftersun en el súper. Salgo de fiesta. Vodka con naranja.“¿Tienes fuego?” dice. Me lleva a la 236.
En agosto hago mis primeras prácticas en un periódico local. 300 euros al mes. Mamá arrasa con los diarios del barrio y se los enseña a los vecinos, a la abuela, a la amiga de la infancia, al nuevo amigo de la amiga de la infancia.
Encienden las luces navideñas en Madrid. Ya queda menos para acabar la carrera. Siguen las fiestas en casa de Inés y los demás; Yoe con sus carcajadas, Yago (es feliz con su nueva chica), Fer y su guitarra, Paco y Annika a quien le encanta la repostería, Atanaska toma café en la universidad, fuma puritos, me cuenta sus penas, hablamos de sexo antes de las clases, en las clases, después de las clases. Imprescindible Mónica. Meri vuelve a ser quinceañera. Laurent se va a Chile.
Tengo que comprar un nuevo calendario de taco.
Febrero. Me encierro en el piso pero antes hago provisiones. Subrayadores amarillos, rosas, azules, pinturas de colores, vitaminas (la farmacéutica me desaconseja las que llevan ginseng porque dice que me pondrán –aún más- nerviosa), post-it, apuntes, plátanos, espinacas, lentejas, fotocopias, barritas de chocolate sustitutivas, más apuntes. Definitivamente; la época de exámenes no puede ser recomendable para mis ojos miopes. Menos 6’50 en el ojo izquierdo. Menos 7’50 en el derecho.
En marzo lloro después de las clases, antes de acostarme, delante del ordenador, entre las paradas de Sol-Canal, en el trayecto Ópera-Noviciado. El amor deshidrata.
Final de abril. Pido dos Coronitas. Empujo el limón, limpio la boca de la botella. Son las 22:35. Digo “lo he estado pensando estos días”, “hasta pronto”, “cuídate”, “seremos amigos”. Lo típico.
Vuelo con una compañía barata a Ibiza en julio. El primer día voy al kiosco a por una revista con la que regalan unas chanclas, hago top less, me quemo, compro un bote familiar de aftersun en el súper. Salgo de fiesta. Vodka con naranja.“¿Tienes fuego?” dice. Me lleva a la 236.
En agosto hago mis primeras prácticas en un periódico local. 300 euros al mes. Mamá arrasa con los diarios del barrio y se los enseña a los vecinos, a la abuela, a la amiga de la infancia, al nuevo amigo de la amiga de la infancia.
Encienden las luces navideñas en Madrid. Ya queda menos para acabar la carrera. Siguen las fiestas en casa de Inés y los demás; Yoe con sus carcajadas, Yago (es feliz con su nueva chica), Fer y su guitarra, Paco y Annika a quien le encanta la repostería, Atanaska toma café en la universidad, fuma puritos, me cuenta sus penas, hablamos de sexo antes de las clases, en las clases, después de las clases. Imprescindible Mónica. Meri vuelve a ser quinceañera. Laurent se va a Chile.
Tengo que comprar un nuevo calendario de taco.
6 comentarios:
Hola Patricia, me ha encantado tu relato, de veras son las pequeñas realidades las que hacen girar al mundo. Me encantaria seguir leyendo cosas tuyas, animo.
Hola, prima. Eres genial. Que sepas que tu primo alucina con tus relatos... (que primo... el pelirrojo molón de Logroño). Besos
Trepidante viaje por tu 2007. Sigue contando. Un beso.
Qué bueno Petri!!!Me encanta cómo escribes...de una fan desconocida...o no tanto...con la que siempre hablas de lo mismo...antes de la clase,durante,después,en la disco, en el MSN...Ánimo!
Un post/resumen de estos al año, será genial. Uno cada día, será la reostia. ¿Qué tal un término medio?
que alegría volver a leerte..
se te echa de menos, volverás?
menudo año más ajetreado has tenido.. jeje
un beso.
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